jueves, 24 de enero de 2013

Maldad. Estupidez. Debilidad. En esto creo firmemente, en estas tres manifestaciones de mi espíritu.
Estoy bien, como siempre. La vida no me falla. Como cada día, me levanté, hice lo que tenía que hacer. Como todos. Todos lo hacen. Como siempre, todos están bien.
Tonto como me he vuelto, tonto como nunca he dejado de ser, hambriento como siempre, siempre como siempre. Me pregunto hasta qué punto lo que escriba de mí mismo me expresa. O sea, qué tanto sé decir de mí. Tema irrelevante. Lo que en verdad quiero es inventar una buena historia. Hacer una buena historia con mis días, con cada uno de ellos, pero no de la manera en que lo he hecho hasta ahora, porque mirando hacia atrás no es mucho lo que se ve, no es mucho lo que se recuerda. Sé lo que no quiero, aunque lo abrazo con todas mis pocas fuerzas, no olvidar la debilidad, nunca. 
Lo primero es soltarse, reconocer el propio ritmo y tono. No, no me gusta. Leerse y desaprobar. ¿Y el esfuerzo? Patrañas. Nunca uso esa palabra, pero escribiendo es otra cosa, escribiendo puedo hasta garabatear. Sin sentirme mal. No mal, sino tonto. Aunque la tontera se asumió recién. La tontera del espíritu se acepta, no duele, nadie la ve. La otra tontera se esconde, la tontera pública.
¿Dónde? 
Sí, por ahí está la historia, lo sé. Algún día asomará, ya no se hará de rogar. Mientras tanto, junta letras, con suerte junta palabras. Sólo suelta la muñeca, aprende a escribir al ritmo de tus ideas sin deformar tanto la letra, antes tenías linda caligrafía, y te sentías un poco orgulloso de eso.
Escribir datos y anécdotas reales, como punto de partida. Quizás. Al comienzo es fácil, entretenido, llega un momento en el que vives tu vida imaginando cómo redactarla para publicarla. Pero me caen mal esas vidas. Aunque en el fondo no las conozco, sólo sé sus datos. Pero prefiero el misterio. Me gustaría ser un misterio. Hablar de otros imaginarios, y despertar la pregunta, quién escribió esto, me gustaría conocerlo. Y no conocerme nunca, sería genial. Para mí, sobre todo.
Prefiero vivir con la duda. Que la duda me persiga. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario